jueves, 8 de enero de 2009

Lectura: Romanos 12:15-16
Por Vladimir Orellana Cárcamo
Domingo 13 de julio de 2008.

La muerte trágica de 31 hermanos y hermanas de Misión Cristiana Elim, la noche del pasado jueves 3 de julio, cuando el bus en que se conducían fue arrastrado por una correntada, al desbordarse el río Acelhuate, a la altura de la colonia Málaga (San Salvador), es un acontecimiento que deja una lección sobre la cual debemos reflexionar.

En primer lugar, resulta pertinente señalar que la inesperada muerte de nuestros hermanos en Cristo, ha despertado un sentimiento de solidaridad por parte de varias denominaciones cristianas de El Salvador, un hecho poco usual en nuestro medio “evangélico” caracterizado por diferencias doctrinales. Es así, como iglesias bautistas, episcopales, luteranas, pentecostales han expresado su consternación por el fatal suceso, pero a la vez, manifestaron su esperanza en la bienaventurada promesa de la resurrección y la vida eterna.

En segundo lugar, es necesario señalar que los salvadoreños estamos pagando con la pérdida de seres humanos, el precio por la deforestación de las montañas y cordilleras que rodean la ciudad capital. La tala de nuestros bosques ha sido producto de un urbanismo desordenado, y por la ambición de unos pocos, a quienes lo único que les importa es atesorar riquezas a costa de la destrucción de los recursos naturales que Dios creó para beneficio del hombre. La inundación de la capital, se da debido a la deforestación, pues al no haber árboles el agua no se retiene, ni se filtra en la tierra, sino que corre con furia.

Por lo antes expuesto, como iglesia del Señor, no debemos permanecer indiferentes ante el deterioro del Medio Ambiente, es decir del lugar en el cual vivimos. Tan importante es crecer en la fe y en el conocimiento bíblico, como asimismo lo es adquirir conciencia ecológica, es decir, mostrar amor y respeto por la naturaleza. Ponemos en práctica la conciencia ecológica cuando reciclamos productos desechables, cuando sembramos árboles y cuando no botamos basura en las calles, pues cuando llueve obstruye los tragantes y de ahí puede provenir el comienzo de una gran tragedia. ..

En estos días de luto y tristeza que experimenta Misión Cristiana Elim, nosotros debemos como un solo cuerpo de Cristo, elevar nuestra oración a Dios para que consuele a los familiares de los 31 creyentes fallecidos. Asimismo les recordamos a las familias dolientes, con base en las Sagradas Escrituras, que sus seres queridos “resucitarán primero…” (1ª Tesalonicenses 4:15-16) en el día anhelado de la segunda venida del Señor.

¿En dónde estaba Dios a las 9:30 de la noche del jueves 3 de julio? se han preguntado los incrédulos. ¿Acaso Dios no tiene cuidado de sus hijos? Surge esta interrogante, incluso en la mente de algunos cristianos. ¿Por qué tuvo que suceder esto a 31 personas que regresaban no de una fiesta pagana, si no que de adorar al Altísimo? Esta pregunta acá en la tierra no la podremos responder, pero un día los misterios se nos revelaran (1ª Corintios 13: 9-12)